Opinión

Tomás Gómez

Algunos dirigentes nacionales del PSOE no ven bien a Tomás Gómez como candidato de su partido a la presidencia de la Comunidad de Madrid. Y no sólo no lo ven bien sino que van por ahí y lo dicen para solaz de la prensa ultramontana y el frotarse manos de sus adversarios del Partido Popular para quienes una ayudita de esa naturaleza no les resulta desdeñable.

Es lamentable, desde luego. Tomás Gómez accedió al liderazgo socialista madrileño en circunstancias difíciles y complejas. Hacía mucho tiempo que el partido en la capital era una olla de grillos salvajes y él, antes de meterse en otras peripecias, lo pacificó. Hoy es otra cosa y eso muchos militantes no pueden por menos de reconocérselo. En estos pocos años de gestión no se ha vislumbrado como un populista desorejado, pero sí como un dirigente eficaz y habilidoso.

La eficacia ya la había demostrado Tomás Gómez en Parla donde había conseguido ser el alcalde español refrendado en las urnas por mayor porcentaje de votos. Al frente de los socialistas madrileños lo menos que hay decir es que no rompió nada; antes al contrario, se afianzó una admirable imagen de líder serio, trabajador, poco dado a la demagogia de su adversaria y más preocupado por la situación de los madrileños que por sus votos.

Tampoco puede decirse que recibiese mucha colaboración desde las esferas nacionales del partido donde muchas veces se privilegió la buena convivencia con la oposición, es decir con la presidenta Esperanza Aguirre, como para que ahora pueden exigirle que renuncie sin especiales razones a sus lógicas aspiraciones políticas. Desde Ferraz, además, el PSOE no está en las mejores condiciones para imponerle nada a través del ejemplo.

Las designaciones de candidatos inspiradas desde las alturas del Partido han sido más bien desastrosas. Tomás Gómez, un político con muchas cualidades todavía en plena formación, tiene madera para desempeñar mejor ese reto.

Más información