Opinión

Las pensiones pagarán el ajuste de la riqueza financiera

Si algo parece haber quedado claro, dos años después del estallido de la crisis bancaria que ha sobrecogido al mundo, es que el dinero de los apuntes contables y la riqueza real no eran coincidentes. Había un desfase, un agujero que es necesario tapar, como sea. Algunos expertos han detectado que la pérdida de patrimonio experimentada por los fondos de pensiones de capitalización privada en todo el mundo, casi un 30%, de promedio, es una buena medida aproximada de las dimensiones del desastre.

Es tiempo de ‘corralitos’ encubiertos. En todo el universo conocido. Sí las bolsas mundiales consiguieran subir un 8% de promedio anual, como sucedía antes de que se iniciara este siglo, el patrimonio de los fondos tardaría unos cuatro años en recuperar el contorno previo a la hecatombe. Y, de momento, la tendencia alcista no se ha consolidado. Hace falta que los partícipes dejen el dinero quieto durante una larga temporada para que los números recuperen su antiguo fulgor. Por lo menos un lustro. Y la única forma de establecer esa estrategia es retrasar la edad de jubilación de todos, algo que también justifica la demografía, en todo caso.

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