Opinión

El obituario del pulpo

Ha muerto Paul, el pulpo que predijo los triunfos de la Selección Española de Fútbol. Se supone que los pulpos mueren por cualquier enfermedad menos por reuma. Tuvo una vida corta pero famosa, y una capacidad adivinatoria que ya la quisiera Rappel sin tanga, pero le ha llegado el final de sus días en el acuario en el que nos lo mostraban como si fuera un marciano.

Se ha ido Paul pero eso no quiere decir que no haya otros adivinos que aspiren a ocupar su trono. De hecho las tertulias políticas están llenas de tipos expertos que saben lo que va a pasar en los próximos meses, y si luego no pasa ya se encargarán ellos de decir lo contrario porque las opiniones cambian que da gusto.

En honor a la verdad a Paul le deberían haber llevado el viernes a Oviedo para que recibiera el Príncipe de Asturias. Ya que Vicente del Bosque se puso tierno y recordó a Luís Aragonés, no le hubiera costado nada sacar al pulpo en una cubeta, o sobre la cabeza de Reina que es un tipo que sabe encajar todas las bromas. La foto de la Selección, de Luís, de Del Bosque, y del pulpo juntos habría sido portada mundial a los pocos segundos de producirse.

No sabemos si Paul deja viuda e hijos porque la vida sexual del pulpo es muy reservada, como todo el mundo sabe. Pidamos una oración por él y una copa de vino blanco para sobrellevar esta pena. En Carballiño, localidad en la que el pulpo era hijo adoptivo, están de luto oficial. No es coña.

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