Opinión

Alemania pone un precio a su apuesta por Europa

La posición de Alemania en esta gran crisis del euro que no termina de ceder hace tiempo que dejó de ser ambigua. Si pagan quieren algo a cambio. Es lógico. Sus bancos están en mal estado, sobre todo el sistema de financiación mutualista que se agrupa en las cajas y los Landesbank, pero se aprovechan de las ventajas que les concede un mercado laboral que se ha flexibilizado con la admisión de múltiples fórmulas, tanto en horarios como en retribuciones, y un mercado externo concentrado en el Viejo Continente en el que el euro les blinda contra posibles devaluaciones competitivas.

Por lo tanto, sus ciudadanos no perciben con claridad la crisis, ni los problemas que un colapso del euro provocaría en el precario equilibrio en el que, a pesar de unas cifras aparentemente favorables, se mueve su economía. Eso impulsa a Angela Merkel a adoptar posiciones nacionalistas de mesa camilla y a sus asesores a instarla a aprovechar la miseria circundante para conseguir que se materialicen algunas reivindicaciones históricas.

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