Si hubiera que sacar alguna conclusión sobre los focos de interés establecidos por la prensa financiera internacional durante el pasado fin de semana quizá habría que establecer como lo más destacable y singular la escasa atención que los medios especializados han concedido esta vez a la reunión de ministros de Economía del G20. Ese grupo que parecía a punto de convertirse en los más parecido a un gobierno mundial y que, al menos aparentemente, parece haberse convertido, según la versión mayoritaria de los informadores, en una especie de picnic de fin de semana en el que se reúne un grupo de viejos ricos en apuros.
Circunstancia que, además, puede intensificarse en la misma medida en que el presidente de EEUU, Barack Obama, muestre menos interés del que mostraba en este foro y en la que la presencia de Washington en estos eventos se sitúa en los parámetros por los que solía regirse en los momentos anteriores al estallido de la gran crisis global. Es decir, en algo sin mayor interés para el votante.
