En la reestructuración financiera que vendrá, algunos inversores internacionales echan de menos un dato fundamental a la hora de plantearse si sería interesante o no invertir en el saneamiento de las cajas de ahorros españolas. Es, por supuesto, saber cuánto cuesta la reestructuración de plantilla que habrá que hacer cuando se completen las fusiones y quién la va a pagar. Los despidos, las prejubilaciones o las bajas incentivadas necesarias tienen un coste que se debe tener en cuenta a la hora de hacer números sobre la rentabilidad de la posible inversión.
Sin embargo, quizá hay otra reestructuración que todavía preocupa más a algunos analistas. La de los equipos directivos. No sólo por el hecho de que se mantengan los mismos gestores que provocaron la situación actual, también por las plantillas de consejeros de las distintas cajas de ahorro que serán propietarios de los bancos resultantes. Todos esos efectivos, en representación de distintos intereses que cobran y no poco por desarrollar su desconocida labor.
