Para muchos resulta impresentable el reconocimiento expreso de que los responsables de la UE piden clemencia a unos empresarios privados tan singulares como los gestores de las empresas de calificación de solvencia. Estos examinadores plenipotenciarios no son otra cosa que empresas privadas que aspiran, y eso es legítimo, a conseguir los máximos beneficios posibles para sus dueños que son sus accionistas.
Personajes tan notables como Warren Buffet, el mayor propietario de acciones de Moody´s, Mc Graw Hill, el imperio editorial cuya filial dedicada a este negocio es S&P, o el barón Marc Ladreit de Lacharriére, patrón de Fitch, a quien el presidente francés Nicolas Sarkozy conoce muy bien y a quien concedió la Legión de Honor el pasado 31 de diciembre.
Y, aunque, como decíamos, conseguir beneficios sea legítimo, quizá no lo es tanto los sistemas que muchas veces han empleado para hacerlo o el cúmulo de errores y comportamientos dudosos que les rodea.
