Cuando le cuento hoy que el ministro de Trabajo, Valeriano Gómez, ha hecho unas curiosas declaraciones sobre lo inapropiado que resulta que los responsables de las cajas que han necesitado dinero público para sobrevivir se autoreceten sueldos estratosféricos, mi jefe me mira y me pregunta. ¿Y, qué dice Acosta de eso? Pregunta para la que no tengo respuesta. José Acosta, un histórico militante socialista curtido en mil batallas ocupa ahora un asiento en el Consejo de Caja Madrid. Y, al menos que se sepa, no ha manifestado inquietudes similares a las del ministro de su partido que critica veladamente a Rodrigo Rato y a José Luis Olivas, el presidente de Bancaja, por haberse fijado unas retribuciones equiparables a las de los banqueros privados cuyas entidades no han sido ‘rescatadas’.
Claro que el silencio de Acosta es equiparable al de Tomás Gómez, el jefe del PSM que, simplemente, de Caja Madrid no habla. Y de Bankia, tampoco. Por no criticar, no ha criticado siquiera lo de que se le vayan a cobrar doce euros al año a los clientes cuyo saldo medio mensual esté por debajo de los 2.000. Por cierto, tampoco habla Moral Santín, el de IU, ya saben.
