Existe cierto malestar en Washington tras desvelar varios think tanks que las repudiadas -y, en algunos lugares, investigadas- agencias de calificación han incrementado sus donaciones a congresistas estadounidenses en los últimos años, coincidiendo con una mayor presión social para que se implanten normas que regulen de forma más estricta los mercados.
A mi jefe no le hace ninguna gracia esto, pero me ha recordado que es una práctica legal y que, por lo menos y siempre dentro de lo malo, es algo que se sabe, se conoce y en muchos casos se asume. Aunque ahora algunos congresistas de EEUU hayan pedido que se prohíban las donaciones por parte de estos grandes implicados en la crisis financiera.
Lo que le gustaría saber a mi jefe es de dónde obtiene su financiación el partido de la canciller alemana, Angela Merkel: los democristianos de la CDU. También de dónde sacan parte de su dinero sus aliados en el Gobierno, los liberales liderados por ese gran liberal. Porque, dice mi jefe, que igual al rascar entre sus fuentes de financiación sale algún travestido del Deutsche Bank. Lo que tampoco sorprendería a muchos.
