¿Qué se puede hacer? Nada. Al menos, según las ofertas electorales de los dos grandes partidos españoles, en las que no se aporta ni una sola idea, más o menos, contundente. Ni un solo atisbo de lo que planean hacer para solucionar los problemas a los que se enfrentan los españoles.
Para el PP, posible ganador, ni siquiera parece existir la obligación de proponer un plan. Ya han dicho por activa y por pasiva que lo que se van a encontrar es un desastre, sin necesidad de haber llegado a la Moncloa para hacerlo.
Interesante líder el que se cura en salud antes incluso de entrar en faena. El torero que anuncia que no va a haber toro antes de pisar el ruedo de las Ventas.
Para el PSOE, casi más de lo mismo. Un candidato que lucha contra el legado de un presidente que, mientras llegan las elecciones, mantiene su férrea defensa de todo aquello que parece ir en contra del presunto electorado natural de su partido.
Hay otras opciones, probablemente. Pero, por ahora, tampoco se sabe mucho de sus planes de futuro.
