Francia y Alemania preparan un cocktail explosivo de deudas periféricas y bonos triple A que apunta al corazón del sistema financiero español. El brebaje contable tiene como único objetivo lograr que todos los bancos europeos tengan tan mal aspecto como los, casi quebrados, Deustche Bank y BNP Paribas. En paralelo, Bruselas vuelve a prometer más dureza contra la agencias de rating.
Para algunos ciudadanos del Viejo Continente resulta imposible entender que tanta superchería sea posible, que los Barroso y los Van Rompuy se atrevan a repetir su promesa incumplida de mano dura contra Moody’s, Fitch y S&P, mientras sus jefes se aprestan a usar las malditas notas de esas mismas agencias para mejorar la imagen de sus bancos en ruinas y empeorar la del sistema financiero español.
La coincidencia de las declaraciones de los hombres de Bruselas en la que han repetido su cantinela antiagencias, con la filtración, publicada por Financial Times, del plan de la Autoridad Bancaria Europea de ponderar positivamente en los ratios de capital de los bancos la deuda soberana triple A y recortar la valoración de los bonos de los países periféricos es la última demostración de la doble moral imperante entre los actuales líderes europeos que no parecen tener el menor reparo en afirmar de cara a la galería, justo lo contrario de lo que quieren hacer.
Quizá por eso para los especuladores cada vez está más claro que el premio gordo, la voladura controlada del euro está al alcance de la mano.
