Mariano Rajoy ha hecho suyo el lema ‘a la tercera va la vencida’ y no quiere que nada ni nadie, incluidos los suyos, se crucen en su nuevo intento, y van tres, de ‘asaltar’ La Moncloa. Por este motivo, el líder del PP ha dejado de lado el rencor y ha sumado a sus listas al Congreso a muchos dirigentes que, hace tres años en el Congreso del partido en Valencia, trataron de moverle la silla.
Ahora, con todas las encuestas a su favor, vaticinando incluso una posible mayoría en las urnas superior a la lograda por su antecesor, José María Aznar, Rajoy podría haber llevado a cabo, con total normalidad la venganza que tanto desea. Pero no. El líder del principal partido de la oposición ha mostrado, una vez más, su vena gallega y ha evitado desatar, en la elaboración de las listas a estos comicios, el que sería el enésimo enfrentamiento interno.
De esta manera, en la ‘papeleta’ electoral que él mismo va a encabezar, la de Madrid, han encontrado cabida una decena de populares del PP de Madrid que preside Aguirre, la misma que ‘calentó’ los ánimos los meses antes del mencionado cónclave en Valencia y dio esperanzas a un Juan Costa, ahora en el olvido’ con ansias de poder.
Una cesión al sector más crítico del partido con la que busca ‘vender’ que todos están en el mismo barco. Eso, de cara al exterior, porque en su despacho, el popular ya ha escrito en su agenda su prioridad para el 21-N, día después de las elecciones: la venganza. Si los sondeos se hacen realidad, Rajoy utilizará el poder que le otorgan los votos para ‘pisotear’ a este sector duro del PP que no cesa en dejarle en evidencia.
