Opinión

Bisiestos inoportunos

Si hay que echarle la culpa a alguien de que hoy sea 29 de febrero es a Julio César, él fue quién se dio cuenta de que la tierra tardaba 365 días y 6 horas en dar una vuelta completa al Sol. Aquel desbarajuste trajo este ajuste, por eso cada cuatro años tenemos que poner una propina en el calendario. César quería entrar con buen pie en la primavera, por eso movió los días.

Los bisiestos tienen sus leyendas como todo, este año nos ha caído en plena crisis y parece que añadir un día más a los sufrimientos es demasiada maldad, con lo que ya teníamos parecía bastante. Es como si el destino nos ofreciera la oportunidad de reflexionar veinticuatro horas más sobre la crisis que todo lo ocupa. Si fuera al revés, si todos los años fueran “bisiestos”, tener un mes con un día menos sería un gran alivio pero en la oca de la vida no hay atajos ni puentes por los que adelantar varios puestos. Julio César dejó escapar la ocasión para darnos un premio.

Este bisiesto sirve para prolongar la emoción de la nómina de febrero que llega con el correspondiente recorte y nos va a jorobar el paisaje laboral aunque dicen que no será la única emoción que nos puede deparar este año de números rojos. Más que bisiesto puede ser un año de “bisustos” aunque de eso no tenga la culpa Julio César porque tanta previsión sobre la economía de occidente no tuvo; era un gran hombre pero no un gran mago.

Este día de propina que nos ofrece febrero habrá que utilizarlo en algo más productivo que el lamento en masa por las circunstancias que nos rodean. No hagamos que bisiesto sea un nombre de tango.

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