El Gobierno de Argentina se está planteando, dicen, estatalizar YPF. Como todo el mundo sabe, cuando se habla de la petrolera española Repsol se dice Repsol-YPF porque se la compró hace unos años. Y a día de hoy sigue controlando más de la mitad de la argentina.
Mi jefe opina que esta tendencia de hacer la puñeta a empresas españolas en entornos latinoamericanos va a ir a más. Y que, además, es normal que vaya a ir a más. Porque si las empresas españolas no hacen más que decir, a voz en grito, que no están tan mal gracias a su presencia en Latinoamérica es lógico (y legítimo) que en aquel continente decidan volver a negociar ciertos contratos para aprovecharse de todo el bien que aportan.
Es como si uno tiene un hotel a un precio muy asequible y todo cliente que pasa por allí empieza a decir, ante los amigos y colegas, que ha encontrado un hotel a un precio genial que ofrece un servicio de lujo. Con el tiempo, el dueño de ese hotel va a plantearse seriamente que, si su hotel es tan lujoso y cuesta tan poco, igual hay que aumentar un poco las tarifas. Lo dicho; lógico y legítimo.