Opinión

Cobrar sin dar golpe

Un funcionario municipal alemán, con más cara que espalda eso es evidente, se tiró catorce años sin pegar palo al agua, es decir, sin dar golpe pero, eso sí, cobrando religiosamente su buen sueldo cada fin de mes. En Alemania con Angela Merkel impartiendo doctrina laboral a los demás, eso también ocurre y a menudo a calderadas. Lo acaba de reconocer el beneficiado aprovechando que le ha llegado la hora de la jubilación y ya nadie va a poder aplicarle sanción alguna por su vagancia crónica de la que además se siente orgulloso.

En estos años de inactividad, el funcionario, que por incomprensible pudor las crónicas ocultan su identidad, percibió 745.000 euros en concepto de salarios, antigüedad y vaya usted a saber si alguna que otra prima de productividad. Todo esto ha trascendido en la hora de la despedida en que haciendo un esfuerzo inaudito en su trayectoria redactó un correo electrónico dirigido a sus compañeros para despedirse y de paso para agradecerles que hayan trabajado por él.

El personaje no se siente avergonzado en absoluto. Considera que sacó su plaza como administrativo del ayuntamiento de Mendem y que aquel esfuerzo le dejó muy cansado. Considera que es peor el caso de algunos políticos que no hacen oposiciones, que sacan sus plazas por la chiripa de ir en unas listas, y luego se pasan legislaturas enteras limitándose a apretar el botón que les mandan desde su pupitre en los parlamentos. El alcalde de la ciudad cuando se enteró echaba los dientes de rabia.

No entiende por qué si tan quejoso estaba de su situación el funcionario en un negociado sin funciones no protestó igual que otros se quejan del exceso de asuntos que tienen que resolver. De todas formas, ya no ve que pueda hacer nada porque el dinero devengado se lo habrá gastado con tanto tiempo libre para fundirlo y porque las medidas de disciplina laboral prescriben cuando un funcionario abandona su estatuto por el de jubilado. Si quiere que responda ante Dios porque la Ley ya le coge de refilón.

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