Opinión

Olvido y el recuerdo

Las alegres comadres de Yébenes y sus acólitos no podían faltar en esta comedia bufa que cierra el verano que se abrió con el ecce homo. Las comadres le gritaban “puta” a las puertas del pleno por haber cometido pecado nefando con agravante de difusión internacional. Seguro que las comadres y los acólitos no habían ido a un pleno del Ayuntamiento en su vida pero anoche no pudieron dejar pasar la ocasión de llamarle “puta” a Olvido Hormigos porque los pueblos dictan sus leyes y cuelgan de un olivo a los cuatreros. La concejala ya sabe que si quiere vivir tranquila se tendrá que ir de Yébenes, cosa que hará en breve porque el aire se le va a volver irrespirable. El pecado es doble: juventud y belleza, inadmisible para gente roñosa que viste de negro y se santigua con mano mecánica.

El mismo día en el que nos visitaba Merkel para hablar de futuro surgió de la caverna el grito de la fiera hispana, contra ellos no hay plan de ajuste posible porque necesitarían un plan de choque de educación y para eso, como para otras cosas, llegamos con un siglo de retraso. Por absurdo que parezca esas comadres son las mismas que se divierten con la telebasura y las que no dudarían en pedirle un autógrafo a Belén Esteban pero en cambio no pueden soportar que Olvido Hormigos aparezca enseñando las tetas.

Como a las comadres no se les puede vacunar contra el virus de Linch, a Olvido habría que aconsejarle que pusiera tiempo y distancia de por medio porque el lío con posible amante despechado de por medio amenaza culebrón. Tampoco ha sido ella muy clara al querer desviar la atención al Ayuntamiento como si la difusión hubiera sido por venganza política; en ningún momento hizo referencia a una tercera persona, “amigo íntimo” que tuviera el video. Explicaciones innecesarias por otra parte pero son las que quiso dar.

Mucho me temo que nada ha acabado y que todavía le queda un largo vía crucis que como no lo administre bien puede acabar con sus nervios. Esas comadres no van a soltar la presa mientras siga moviéndose, ahí están dispuestas a recordarle a Olvido lo suyo.

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