Mi jefe dice...

El sueldo de Goldman Sachs

Cuando yo tenía catorce años, si alguien hubiese tenido la peregrina idea de empezar a nombrarme bancos, yo sólo hubiese reconocido, y porque pater paraba el coche los domingos en la sucursal de la esquina, el Caja Madrid. Sin embargo, mi hermano pequeño, que tiene esa misma edad, ya se conoce del tirón a los de aquí y a los del otro lado del charquito.

Porque a Goldman Sachs, que luego van de discretos por la vida, sólo le falta estamparse en la camiseta de Cristiano Ronaldo para que el último despistado lo termine de ubicar. La última que han protagonizado estos tipos ha sido sonada: Lloyd Blankfein, su consejero delegado, se subió en 2012 el sueldo un 73%. Mientras, su entidad ha estado pasándolo mal que bien, con unos cuantos centenares de despidos, escasas promociones internas y estas cosas que ocurren en las empresas cuando hay tormenta.

Preguntado mi jefe por su opinión, que tampoco es que tenga que dar mucha porque él ni es accionista ni es nada, éste se ha limitado a señalarme lo que hasta entonces permanecía oculto a mis ojos entre nubes de ingenuidad: que quizá el señor Blankfein haya cobrado tanta pasta no por su gestión al frente del banco sino como jefe de firma headhunter.

Para entendernos. Que en unos cuantos puestos clave europeos hay o había hasta antes de ayer -Mario Draghi en el BCE; Mario Monti en la presidencia de Italia, Lucas Papademos en la de Grecia- gente de la suya haciendo de las suyas. Así que quizás ese 73% que se ha llevado de más haya que desgravarlo y ver cuánto hay por su cargo y cuánto de prima de colocación.

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