Sociedad

“Forges”: el despertador de sonrisas

Nadie como él ha conseguido reflejar en viñetas la realidad cotidiana de nuestro tiempo y la crítica más conmiserativa, cáustica pero casi diría que cariñosa. “Forges”, Antonio Fraguas para los burócratas de sus viñetas, celebra estos días cincuenta años como humorista; como humorista excepcional cabría añadir aunque es mucho más que humorista al uso. Nadie como él ha conseguido reflejar en viñetas la realidad cotidiana de nuestro tiempo y la crítica más conmiserativa, cáustica pero casi diría que cariñosa, mostrada a través de a la trivialidad de sus protagonistas, que somos todos los que convivimos sobre esta piel de toro que nos ha tocado habitar.

En estas horas tan propicias para los elogios y el reconocimiento a “Forges” quizás lo primero que había que agradecerle son los buenos momentos que durante cinco décadas nos ha hecho pasar siguiéndole y digiriendo su perspicacia. Para muchos millones de ciudadanos, entre los que me cuento, fue el mejor despertador que cada mañana nos situó en un nuevo días; fue un despertador de sonrisas y, ¿qué mejor que una sonrisa para superar el trauma de tener que enfrentarse con los problemas nuestros de cada jornada?

Pocos, pocos entre nosotros se habrán hecho acreedores en este medio siglo de tantos sinsabores a la admiración y la gratitud que “Forges” despierta. Su imaginación, la habilidad para reflejar con líneas sencillas y actitudes humanizadas hasta la sublimación de lo pintoresco y lo ingenuo que con tanta frecuencia caricaturizamos, no tiene precedente. Su humor es tierno y cáustico al mismo tiempo y lo ha puesto al alcance para el disfrute de todos sin concesiones a la agresividad ni a la tentación de ridiculizar lo ajeno.

Nadie en sus expresiones está más alejado de la imagen de las dos Españas que con tanta frecuencia sale a flote en las manifestaciones de ironía y sarcasmo en busca del aplauso fácil que los chistes de “Forges”. “Forges” refleja a través de sus personajes, con la sencillez y cordialidad que despiertan, opiniones sociales y políticas más elocuentes que mil palabras; contundentes pero expuestas con una calidez que además de influir en nuestros comportamientos, nos obsequian con una sonrisa segura.

Muchas veces, porque personas como Antonio Fraguas hay pocas alegrando nuestras vidas, la única sonrisa espontánea y reconciliadora con nuestro entorno que al llegar a su página en el periódico vamos a disfrutar en el entramado de problemas que nos espera el nuevo día. Como diría una de las mujercitas enlutadas y reflexivas de sus caricaturas, que Dios se lo pague y a nosotros nos lo compense con mucha cuerda para que pueda seguir ejerciendo de despertador de sonrisas.

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