UGT y CCOO han acudido a reunirse este martes con Rajoy para ver de qué manera pueden cooperar. Mientras tanto, las mareas, la PAH y otros movimientos organizan una gran manifestación. El próximo sábado se celebra en Madrid un día de movilizaciones que lleva la etiqueta de “por la dignidad”. Los impulsores son, como ha sucedido durante los últimos años, las llamadas “mareas ciudadanas” y otros colectivos como la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), la Coordinadora 25S o las asambleas que todavía quedan del 15M. Mientras toda esa gente ultima los detalles los grandes sindicatos –UGT y CCOO– han acudido este martes a La Moncloa para reunirse con Mariano Rajoy y fijar una agenda de cooperación.
La pregunta a mi jefe es sencilla: ¿qué demonios les pasa? Se supone que los sindicatos son, como a ellos mismos les gusta llamarse, la voz de la calle y los canales por los que buena parte de la ciudadanía transmite su desencanto con un determinado gobernante. Y resulta que ahora que se va a liar una gorda van y dan la espalda a esa misma calle. ¿Por qué?
Según la tesis de mi jefe, los grandes sindicatos ya no ven como sus principales enemigos a los empresarios o incluso a los gobernantes. No. El espectro ha cambiado y ahora sus enemigos, siempre según ellos o según lo que demuestra su propia actitud, son todos esos movimientos alternativos que les están quitando protagonismo a pasos agigantados y que, además, están resultando bastante más efectivos que ellos mismos.
