Señor primer ministro de los Países Bajos y frugales, todos tenemos sabido que los fondos de recuperación que se reciben nunca pueden ser de libre disposición, como los de la lotería, ni destinarse a gastos suntuarios, sino justificados.
Pero todos sabemos, también, que nadie acepta salir de un Consejo Europeo, como el que hoy se celebra, perdiendo la cara, ni tampoco sumido en una vergüenza publica humillante. Considere su señoría cuánto mejor alcanzar un acuerdo razonable, de buena voluntad, que una rendición donde a los derrotados solo les quede aferrarse con altivez al cultivo de sus rencores encanallados mientras preparan su venganza.