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El casino de Codere: rally del 12% y desplome del 23% tras la toma de control de los bonistas

Codere

La volatilidad se ha destado en Codere con una fuerte negociación. Inversores que huyen y oportunistas que llegan ante la reestructuración que se avecina. La siempre volátil Codere ha hecho gala de este calificativo en la sesión bursátil de este miércoles. A razón del vuelco de capitales diseñado para salvarla de la quiebra, operar con acciones de la cotizada de juegos de azar se ha convertido en toda una apuesta de riesgo entre bandazos de precios tan bruscos que han pasado de un descalabro del 23% a ganancias de más del 12%.

El temor y la euforia se han apoderado a partes iguales de unos inversores que sufrirán una brusca reestructuración de capitales. Codere pasará de ser la criatura de la familia Martínez Sampedro a estar controlada por sus actuales bonistas en un complejo proceso que pasa por la conversión de deudas, ampliaciones de capital y, finalmente, una OPA de exclusión que saque de Bolsa a la compañía de los juegos de azar.

Una hoja de ruta que aún no recoge precios estimados para algunas de las operaciones ni un calendario firme, con lo que el baile de sillas que se avecina ha espantado a los inversores más cautos y atraído a los de perfil más especulativo prácticamente a partes iguales. Los bandazos de precio han sido constantes hacia un lado y otro de la gráfica, haciendo las delicias de los apostantes al más corto plazo que siguen la técnica del ‘centimeo’, vendiendo en los compases más alcistas de la sesión para luego recomprar en los cruces más bajistas anotándose la doble diferencia con respecto al precio inicial del momento de su primera entrada en el accionariado de la cotizada.

Después de 14 prórrogas para evitar la quiebra, los Martínez Sampedro han cedido y han aceptado la hoja de ruta de los bonistas que les otorga el control de la compañía. Tanto es así que en uno de los pasos intermedios del proceso de reflotamiento que se ha preparado para Codere, ellos serán titulares de un 97,78% de las acciones del grupo. En ese mismo momento, la familia que ahora domina en acciones y en consejo de administración apenas será dueña de un 2% de la firma.

El acuerdo salva a la compañía de la suspensión de pagos, pero la incertidumbre sobre los tiempos y precios en los que se articulará la operación dejan la puerta abierta a todo tipo de conjeturas. Lo cierto, de momento y según la documentación remitida a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), es que la familia accionista de control en la actualidad pasará de tener el 70% del capital a apenas el 2%.

Los bonistas, por su parte, asumen una quita de 400 millones de euros sobre los 1.100 millones originales y el canje de algo más de 670 millones por acciones. Adicionalmente inyectarán otros 450 millones de euros mediante dos emisiones de deuda subordinada y senior y los Martínez Sampedro asumirán compras a un precio por determinar para que puedan mantener una presencia relevante en el consejo de administración del grupo, aunque ya no dominante.

Al final del proceso, la compañía quedaría excluida de Bolsa, ya que se lanzaría una oferta pública de adquisición (OPA) para hacerse con las participaciones en manos de los accionistas minoritarios, que según las estimaciones de la hoja de ruta pactada para evitar la quiebra de Codere quedarían relegados a una proporción del 0,67% del capital de la compañía.

En medio de todas las incógnitas que se abren y después de todas las que se cierran, sobre todo la de la posibilidad de un concurso de acreedores que ahora parece descartarse, el volumen de negociación ha superado ampliamente la media del valor. Casi 1,5 millones de acciones de Codere han cambiado de manos al cierre de sesión, mientras que la media del valor no sobrepasa los 225.000 títulos.

La cifra es doblemente significativa si se considera que la suspensión de negociación que ayer decretó la CNMV no se ha levantado hasta las 12:30 horas de este miércoles. Un margen temporal en el que la compañía ha anunciado sus planes de futuro y los inversores han tenido el tiempo suficiente para asumirlos. En ventas, los gestores más activos han sido los de Novobanco -el antiguo Banco Espírito Santo-, mientras que las compras las han liderado desde los mostradores de Banco Sabadell.

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