Wall Street se prepara para un martes de tensión después de que el lunes negro sacudiera todas sus cifras récord a la baja. Los nervios fueron más que evidentes ayer en Wall Street tras una jornada de tensión bursátil que se expandió por todo el mundo. La apertura de la jornada ya apuntaba a un día de infarto: el S&P 500 alcanzó el desplome por valor de un 5,3% al poco de abrir la sesión, la mayor caída intradía en cuatro años. Además, el patrón se fue repitiendo a lo largo de toda la jornada, aunque el selectivo consiguió amortiguar la caída al cierre, para terminar con un desplome del 3,9% y con 14.000 millones de intercambios registrados en la Bolsa, a pesar de que la media diaria es de unos 6.600 millones.
La jornada no fue fácil: los precios se presentaban incontrolables, las suspensiones de negociación en los intercambios se multiplicaban, y se alcanzaba uno de los niveles de volatilidad jamás vistos. La pregunta queda ahora en si el lunes negro fue puntual, o si los desplomes se deben a un problema más serio y permanente.
De acuerdo a los expertos, las caídas no han sido espontáneas: son el fiel reflejo del sentimiento actual de los inversores. En este sentido, aunque las subidas y bajadas pudieron estar contaminadas por la volatilidad, lo cierto es que se vieron dinamitadas por la desconfianza en el poder productivo de China y el descalabro de su Bolsa. Todo ello en un momento en el que, además, Estados Unidos aún se encuentra a la espera de que la Fed cambie los tipos de interés.
Cabe destacar que se registraran 1.278 suspensiones de negociación durante el lunes, cuando normalmente se registran menos de diez. Aunque, desde un punto de vista positivo, la situación podría haber sido peor: una baja algo superior, del 7%, registrada antes de las 15:25h (hora neoyorkina) habría supuesto un cierre de los mercados de 15 minutos. Por otra parte, una caída de un 13% habría supuesto otro cierre de 15 minutos, mientras un desplome del 20% habría provocado el cierre durante el resto del día.
Lo único claro es que la sesión fue difícil: se registraron más de 14.000 millones de intercambios, a pesar de que la media diaria ronda los 6.600 millones. No obstante, los expertos también buscan calmar a los mercados: las caídas no deberían tomarse como un fenómeno fortuito, pero aseguran que una ruptura total de los mercados no está cerca.
