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El lobby petrolero de EEUU aumenta la presión para frenar los planes de Repsol en Cuba

Los planes de Repsol para explorar crudo en las aguas territoriales de Cuba, próximas a la costa de Florida, preocupan cada vez más a un sector del lobby petrolero estadounidense, el más ligado a Halliburton, que ve cómo podría perder unos yacimientos que siempre ha considerado suyos. Varios senadores y congresistas han presentado proyectos de ley para frenar el proyecto liderado por la compañía española, en el que también participan la noruega Statoil y la india ONGC.

El congresista republicano de Florida, Vern Buchanan, ha presentado una legislación que, de ser aprobada, pondría en peligro las operaciones de Repsol en EEUU debido a sus vínculos con Cuba. En concreto, el Departamento de Interior negaría contratos de arrendamiento de petróleo y gas estadounidense a las compañías que participen en perforaciones offshore de la Isla.

El grupo que preside Antonio Brufau, que ya canceló sus planes para operar en Irán por las presiones de Washington, continúa adelante con los de Cuba, aunque el proyecto se ha retrasado en varias ocasiones a la espera de que concluyan las obras de fabricación de una plataforma de perforación china, que según las nuevas estimaciones podrían finalizar en el mes de agosto.

El senador demócrata Bill Nelson, muy relacionado con el lobby, planea presentar de nuevo un proyecto de ley para retirar las visas estadounidenses a los ejecutivos de empresas que tengan vínculos comerciales con Cuba. Nelson quiere reunirse con directivos de la compañía española, aunque la fecha aún no está fijada.

La representante Ileana Ros-Lehtinen, republicana por Miami y presidenta de la Comisión de Asuntos Exteriores de la Cámara, también apoya una legislación que negaría visas e impondría sanciones a las empresas que participen en las operaciones de Cuba, señalando “ya se han establecido algunas asociaciones para perforación petrolera profundamente preocupantes’’ y otras están en proceso.

Todos emplean el mismo argumento: evitar un desastre similar al de BP en el Golfo de México, pero sus intereses van mucho más allá de motivos puramente medioambientales.

El Servicio Geológico de EEUU cree que los yacimientos marítimos de Cuba contienen unos 4.600 millones de barriles de petróleo y 9,8 billones de pies cúbicos de gas natural, aunque los geólogos cubanos son más optimistas. La Habana calcula que tiene unos 20.000 millones de barriles de petróleo en las aguas del Golfo de México que colindan con la zona estadounidense y mexicana. Las reservas de Libia, por ejemplo, alcanzan los 47.000 millones de barriles.

Repsol llevó a cabo sondeos en la zona en 2004 junto con Cupet, la petrolera estatal cubana. Los resultados fueron positivos y se encontraron reservas de alta calidad, aunque sin la viabilidad necesaria para comenzar la explotación comercial. Hasta la fecha, esta ha sido la única prueba material de la existencia de petróleo en aguas profundas. Dos años más tarde, se asoció con la noruega Statoil y con una filial de la india Oil and Natural Gas para explorar nuevos bloques, pero el proyecto se paralizó.

Aunque el Gobierno de Barack Obama ha relajado su postura con la Isla después de que Raúl Castro haya dado los primeros pasos para liberalizar la economía, el embargo comercial persiste e impide a las petroleras de EEUU perforar en Cuba, al tiempo que restringe el uso de tecnología estadounidense.

“Cuba no tiene ni los recursos ni la tecnología suficiente para controlar un derrame y sería complicada la ayuda de las empresas estadounidenses por el embargo comercial”, ha afirmado Buchanan. “Si ocurre un desastre, ¿quién pagaría el precio?, añade. Con el argumento de facilitar su despliegue en caso de un posible siniestro, algunas compañías norteamericanas han pedido permiso a Washington para participar en la naciente industria petrolera cubana, según han asegurado algunos diarios de EEUU.

Incluso el Centro para la Democracia en las Américas, que está a favor de aumentar las relaciones con Cuba, ha apoyado recientemente esta postura en un informe. El embargo impide que la nación insular “tenga acceso adecuado al rango de recursos necesarios para perforar de forma segura o para responder a emergencias si ocurriera un derrame”. En dicho informe recomienda a la Administración Obama a que entre en conversaciones directas con Cuba y que utilice su autoridad para facilitar a firmas con experiencias en derrames a intervenir en caso de que se produjera un desastre.

Desde que se produjo la catástrofe medioambiental este verano en el Golfo y a pesar de que ya ha vencido la moratoria impuesta por EEUU, las perforaciones en el área se han paralizado. Según aseguró la semana pasada Antonio Brufau, presidente de Repsol, la compañía aún no ha recibido los permisos necesarios de EEUU para poder trabajar allí.

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