Las expectativas sobre un próximo rebote del precio del oro están al alza. Algunas bancos de inversión, de hecho, sitúan la cifra por encima de los 1.800 dólares por onza antes de fin de año. Ahora se mueve en el entorno de los 1.690.
La clave de esta posible revalorización reside, según quienes defienden esta opinión en un nuevo aumento del apetito por los valores refugio que se detecta ante el recrudecimiento de la crisis europea.
Pero hay dos factores más sobre la mesa: la posibilidad de que los bancos centrales vuelvan a comprar lingotes a medio plazo y, sobre todo, el renovado empuje que los inversores minoristas han concedido a los fondos cotizados en materias primas.
