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El BCE comprará deuda a corto plazo de España sólo si pide el rescate

El Banco Central Europeo (BCE) finalmente comprará deuda española y de otros países en apueros financieros para demostrar que “el euro es irreversible”. Eso sí, las adquisiciones se limitarán a títulos con vencimiento entre uno y tres años de los países que soliciten formalmente esta intervención. Un requisito indispensabilísimo en el nuevo plan de ayuda presentado hoy por el italiano Mario Draghi.

De “condicionalidad estricta” ha calificado el presidente del BCE el salvavidas diseñado hoy para Italia y España por el organismo que preside. Ambos países -y eventualmente otros que quisieran beneficiarse este mecanismo- tendrán que cumplir puntillosamente las condiciones que les impongan sus socios europeos en los correspondientes memorandos de rescate. Y es que, para que el BCE se lance a la compra de deuda a corto plazo de un país, éste tendrá que solicitar un rescate completo o, en su defecto, una línea precautoria mejorada.

En este sentido, el BCE ha alertado ya de que será “crucial” que los Gobiernos tomen todas las medidas a su alcance para incentivar la recuperación económica a la par que cumplen sus compromisos de déficit público. Igualmente, ha urgido a los países de la moneda común a aprobar los mecanismos de intervención del MEDE y el FEEF, incluso en el mercado primario. Solo así, ha dicho Draghi, las anunciadas compras tendrán “una efectiva transmisión a la economía real”.

Antes de realizar este anuncio, el Consejo del BCE ya había decidido este jueves mantener estables los tipos de interés de la Eurozona en su mínimo histórico del 0,75%, tal como esperaba la mayoría de los analistas. Lo que hacía augurar que las filtraciones sobre el nuevo plan de compra de deuda soberana terminarían por confirmarse, como efectivamente ha ocurrido.

La autoridad monetaria europea no ha querido rebajar este umbral para evitar, tal como ha señalado su presidente Mario Draghi, un mayor repunte en la tasa de inflación, que en agosto alcanzó el 2,6%. El ascenso de precios, que es una de las grandes preocupación de la Alemania de Angela Merkel, se mantendrá por encima del 2% hasta final de año, según las estimaciones y objetivos del banco de Fráncfort.

Precisamente en esta preocupación por la inflación se enmarca el que el nuevo programa de compra de bonos vaya a quedar esterilizado por una retirada de la circulación corriente de tantos euros como el BCE gaste en deuda soberana los próximos meses. Unas compras que serán ilimitadas en tiempo y cuantía y que no solo se guiarán por tipos rentables, sino por “numerosos indicadores”. El supervisor financiero europeo rendirá cuenta de ellas mensualmente en un informe dividido por países.

Precisamente esta mayor transparencia es uno de los puntos clave del nuevo programa del BCE aprobado por todo su Consejo a excepción de un único voto negativo. La otra: la condicionalidad estricta que el italiano ha repetido una y otra vez y que, ya descontada por el mercado, ha sentado bien en los parqués del Viejo Continente, tanto en renta fija como variable. Tras unos compases de dudas en torno a cuáles serían definitivamente las condiciones, el que se haya confirmado lo ya previsto por los analistas ha dado nuevos bríos al optimismo inversor.

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