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Moody’s rebaja la nota a las preferentes de las cajas nacionalizadas

La agencia de calificación crediticia Moody’s ha recortado su nota para deuda subordinada e híbrida, entre la que se incluyen las polémicas participaciones preferentes, de los cuatro bancos nacionalizados fruto de la fusión de varias cajas de ahorros. La casa estadounidense adelanta con este movimiento un posible recorte de nota para España hasta ‘bono basura’.

Las entidades afectadas por la rebaja de Moody’s son aquellas en las que el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) ya tiene una participación mayoritaria. Desde ahora, las preferentes y otros papeles de deuda de Bankia y su matriz -Banco Financiero y de Ahorros-, de Banco de Valencia y de los bancos herederos de los negocios de Catalunya Caixa, Novagalicia ostentarán una calificación ‘C’, el escalón más bajo dentro del baremo de la neoyorquina.

Concretamente, el ‘rating’ otorgado este sábado se corresponde, según reza la propia clasificación de la agencia, a “la clase más baja de los bonos y están típicamente en incumplimiento” en los que “la potencial recuperación es baja”. Con este movimiento y descripción responde pues a las muy elevadas pérdidas previstas sobre este tipo de títulos por el Gobierno que pretende caga sobre sus tenedores parte del coste del saneamiento de las entidades. En algunos círculos financieros se habla ya incluso de descuentos de hasta el 90% sobre la inversión inicial.

En cualquier caso, este golpe de Moody’s podría ser el primero de una larga serie que estaría por venir. El pasado mes de septiembre se agotó el tiempo inicialmente fijado por la agencia para revisar la nota crediticia de España, sin embargo no se han producido noticias a la espera de evaluar las últimas medidas de recorte y reformas aprobadas por el Gobierno. En caso de que resultasen insuficientes para la neoyorquina, la deuda española caería hasta la categoría de ‘bono basura’. Algo que supondría una revisión automática de las notas de todo el sector financiero y buena parte de las compañías españolas, así como un fuerte éxodo inversor en los papeles del Tesoro Público.

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