Mercados

Los supervisores bursátiles advierten del peligro de los fondos cotizados para los inversores minoristas

Los fondos cotizados o ETF, por sus siglas en inglés, están de moda y cada vez menos inversores son capaces de resistirse a ellos. En medio de este ‘boom’, algunos expertos han dado la voz de alarma por la creciente complejidad de estos productos. Ahora, un informe de expertos de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) se suma a esta alerta y pide más supervisión para este segmento.

No faltan analistas que, críticos con los ETF, los comparan con una especie de burbuja similar a la que desembocó en la crisis de las preferentes que a tantos pequeños ahorradores ha dejado ahora atrapados. De las sencillas réplicas de índices con las que arrancó este producto de inversión hace ya 22 años, la demanda cada vez mayor de estos productos, así como el interés de los bancos de inversión por abrir nuevos mercados ha complicado su estructura al punto de convertirlos en complejos híbridos vinculados a derivados poco conocidos y negociados.

En este aspecto se centran Francisco Javier González Pueyo y Carlos Aparicio Roqueiro en su documento de trabajo “Fondos cotizados: características y desarrollos recientes” publicado por la CNMV. En él se destaca que en “muchos casos” los ETF incluyen, sin que los inversores tenga expreso conocimiento de ello, “contratos de derivados OTC”, es decir, negociados en mercados no organizados y en muchas ocasiones inaccesibles para el pequeño inversor por su complejidad, estrechez de negociación y altos precios.

Los autores aseguran que dado este escenario “resulta necesario que las autoridades supervisoras mantengan un elevado nivel de atención” sobre los ETF, cada vez más populares y numerosos en la Bolsa española. En esta línea, apuestan por “identificar posibles aspectos del diseño de los fondos cotizados o de sus prácticas que pudiesen incidir negativamente en la protección de los inversores”, fijándose concretamente en prácticas como la negociación con derivados de segunda generación y el préstamo de acciones para conseguir rentabilidades inversas a un índice o replicar los precios de algunas materias primas poco negociadas.

Por si fuera poco, los expertos de la CNMV abogan por restringir la comercialización indiferenciada de ETF, como ya se hizo en su día con las preferentes, para cuya compra los ahorradores e inversores tenían que superar un test de idoneidad y aceptar un reconocimiento explícito. Así, afirman, se podría “incrementar la información y la transparencia sobre políticas de inversión y gestión” de estos productos.

En esta línea se han movido ya algunos supervisores internacionales como la SEC en EEUU y la ESMA en el ámbito común de la Unión Europea. De hecho, la directiva de mercados MiFID que hoy por hoy se debate en Bruselas contempla la posibilidad de exigir un mayor control sobre la comercialización y transparencia de los cada vez más populares y peligrosos fondos cotizados.

Una propuesta que, sin embargo, se topará como otras veces con los intereses de los grandes bancos de inversión que defienden que los ETF son fáciles de comprender y gozan de gran liquidez, cargando la complejidad de su estructura a la dificultad que implica en ocasiones replicar los índices o materias primas a los que hacen referencia sobre las que en muchos casos el control supervisor es escaso.

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