Green Mountain se dispara un 37% después de que Coca-Cola haya comprado un 10% de sus acciones. La llegada del popular refresco a las máquinas de cápsulas está más cerca. Las acciones de la cafetera Green Mountain Coffee Roasters están que arden. La compañía se anota alzas del 37% en los cruces más eufóricos de Wall Street después de que Coca-Cola haya anunciado la compra de un 10% de su capital como parte de una alianza estratégica que pretende llevar el popular refresco a las máquinas de cápsulas.
Coca-Cola, que en España ha decretado el cierre de varias de sus fábricas, ha ofrecido 1.250 millones de dólares para hacerse con un puesto de honor en el accionariado de Green Mountain. Aunque el precio por acción ofrecido por la gigante de los refrescos se reduce a 74,98 euros por acción, cuando ayer mismo cotizaba por encima de los 80 dólares unitarios, el negocio que ambas compañías se auguran ha sido suficiente para disparar su gráfica más allá de los 110 dólares.
De momento, Coca-Cola se apunta unas ganancias latentes cercanas a los 500 millones de dólares, unos 368 millones de euros al cambio del mercado de divisas. Pero el negocio podría ser mucho mayor, pues lo que buscan ambas aliadas es llevar las bebidas refrescantes al negocio de las máquinas de cápsulas, empleadas ampliamente en la actualidad para cafés, tés, chocolates y otras bebidas calientes.
La clave de la operación está en que Green Mountain es dueña de la marca de cafeteras Keurig, y prevé tener listo para el próximo octubre un nuevo sistema para elaborar refrescos, zumos y bebidas deportivas. El consejero delegado de Coca-Cola, Muhtar Kent, ha señalado ya que “juntos podremos aprovechar las muchas oportunidades de crecimiento en el segmento de las bebidas frías monodosis a partir de cápsula”.
Por su parte, los títulos de SodaStream, una compañía israelí que avanza en el desarrollo de sistemas similares, se apuntan caídas superiores al 8%. Revés en Wall Street a sus planes con el desembarco de la gigante estadounidense en este negocio.
