La posibilidad de quiebra cotiza al alza en Codere. La compañía de los juegos de azar no ha conseguido el acuerdo con bonistas que hubiera relajado sus asfixiantes finanzas. Codere cotiza desde este jueves más cerca del concurso de acreedores. Los titulares de bonos de deuda de la compañía no han dado su brazo a torcer a las nuevas solicitudes de la compañía para aliviar sus complejas finanzas. Sin pacto con los bonistas, el escenario más adverso gana probabilidad de convertirse en el definitivo.
La compañía de juegos de azar ha dado cuenta del fiasco de las negociaciones emprendidas hace semanas a cierre de mercados de hoy, mediante una misiva a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). El periodo de extensión del crédito senior a través del que se salvó el verano pasado no ha podido prorrogarse de nuevo por “no haberse alcanzado un acuerdo de reestructuración de la deuda con al menos el 50% de los titulares de los bonos”, explica la propia Codere.
Aunque la negociación con bonistas en el marco del plan de reestructuración de deudas sigue adelante, el tiempo se le agota a Codere para salir airosa del preconcurso de acreedores en el que está sumida. De momento, un 75% de los inversores en bonos de la cotizada se han ofrecido a participar en un canje de deuda por acciones equivalente a 400 millones de euros y más de un 80% del capital actual de la firma, según fuentes familiarizadas con las conversaciones.
Esta propuesta daría el poder de la firma a los bonistas, que pasarían a ostentar la posición de mayor peso en su accionariado liderados por algunos ‘fondos buitre’. La familia Martínez Sampedro, cabeza de la compañía en su mapa accionarial y en su cúpula directiva, quedaría por tanto desahuciada.
El pasivo que pesa sobre el balance de Codere asciende a 1.270 millones de euros, según las últimas cifras aportadas por el grupo a cierre del pasado mes de septiembre. La falta de liquidez de su negocio ha forzado además el impago de algunos intereses de deuda que han llevado a varias compañías de rating a calificar ya a la compañía al borde de la quiebra financiera.
